lunes, 30 de junio de 2008

Camina tu camino, y practica tu canto


Un mago puede convertir el temor en alegría, la frustración en realización.
Un mago puede convertir lo temporal en eterno.
Un mago puede llevarnos más allá de nuestras limitaciones hacia lo ilimitado.
En todos nosotros existe un mago. Este mago lo ve y lo sabe todo.
El mago está más allá de los antónimos luz y oscuridad, bien y mal, placer y dolor.
Todo lo que el mago ve tiene sus raíces en el mundo invisible.
Como mago, no vives en el mundo, el mundo vive dentro de ti.

Todos nosotros deseamos crecer en amor y creatividad, explorar nuestra naturaleza espiritual, pero muchas veces erramos el objetivo. Nos encerramos en nuestra propia cárcel. Sin embargo, hay quienes han roto el encierro que comprime la vida. Rumi, el poeta persa, decía: “Somos espíritu incondicionado atrapado por las condiciones, como el Sol en un eclipse”.
Ésa es la voz de un mago que no creía que los seres humanos viviésemos limitados en el tiempo y el espacio. Sólo estamos eclipsados temporalmente.
El propósito
de aprender de un mago es encontrar al mago que llevamos dentro. Una vez hallado el guía interior, nos habremos encontrado a nosotros mismos. El yo es el Sol de resplandor permanente que, aunque eclipsado, cuando se despejan las sombras se muestra en toda su gloria.
Deepak Chopra


El camino es largo y con muchas bifurcaciones. En ocasiones nos alejamos dando un rodeo para, adquirir algún conocimiento que necesitamos, vivir una experiencia que nos ayudará a arrancar el siguiente velo o romper aquel bloqueo que no nos permite seguir avanzando. Una de mis principales preocupaciones es la de saber si me equivoco al decidir ante un cruce de caminos. ¿He de seguir fiel al principal? ¿Llegaré más rápido si me mantengo en él sin mirar hacia los posibles atajos? ¿Es una falta de compromiso ante las enseñanzas, los maestros, mi misma? Sentirme vacilando ante una encrucijada activa de nuevo todas mis alarmas, mi Ego toma el mando dando rienda suelta a su hatajo de bestias, el miedo, la culpa, la duda, la ansiedad, la decepción, la rabia…. Sólo unas palabras que uno de mis maestros (el primero y muy querido) me dijo precisamente ante una disyuntiva semejante, me liberan de la presión a la que el tirano me somete; “En el camino nada ni nadie es imprescindible. Sólo se necesita un corazón puro y caminar”
Pero lo que parece que no termino de integrar por más que reconozca intelectualmente es que “NO HAY QUE LLEGAR A NINGUN LADO”.
L.F.