sábado, 7 de febrero de 2009

La pareja y otros pormenores... el amor en minusculas (2)



Puntualicemos, ¿que es esto que sentimos?
Lo que más me llama la atención de este tinglado del amor (en minúsculas por supuesto) es la obsesión por la catalogación.
Para empezar, nos empeñamos en creer que hay varios tipos de amor. Entre otros, diferenciamos el amor filial de la amistad, del amor romántico o de la compasión. Yo, me temo, disiento ante tal parecer. Para mi forma de sentir, sólo existe un tipo de amor, que se combina de forma infinita con diversos y variados factores, haciendo que este se manifieste de uno u otro modo. Si, en cambio, puede variar en intensidad dependiendo de la propia capacidad del amante para sentir tal emoción.
Después de valorado el tipo de amor que sentimos, necesitamos etiquetar (o encasillar, delimitar, restringir, acotar, circunscribir, ceñir…) a la persona receptora de este sentimiento, para conocer cuales son las pautas de comportamiento con respecto a ella y viceversa. No hay polémica mientras las relaciones personales carezcan de interacción emocional. Es decir nos da igual un vecino, que el charcutero o el compañero de trabajo, al fin y al cabo, todos entran el la denominación de “conocidos” y esa no produce mayor conflicto en lo que a temas amatorios se refiere. Pero cuando la emoción entra en juego, la dificultad se presenta. Parece ser, que no es lo mismo relacionarse con un “primo” que con un “amigo”, ni con un “amigo” que con un “amante”, ni con un “amante” que con “mi pareja”.
En principio, estos nexos tampoco darían mayor problema si los susodichos se limitaran a cumplir con exactitud los caracteres genéricos y diferenciales de su definición. Pero, ¡horror, no es así! ¿Que hacemos con un primo por el que sentimos atracción sexual, o por un amigo que nos besa en un momento de pasión sin más connotaciones que mostrar intensamente y sin limitaciones la emoción que le invade en ese efímero instante?¿Que hacemos con aquella persona que nos ama pero no puede sentirse cercenada, mutilada, reducida a comportarse dentro de los lindes que la nominación le impone? Pues, usualmente lo desechamos porque esa situación nos produce tanta inseguridad, temor y desasosiego que no podemos hacerle frente.
Por eso, yo hace un tiempo ya, procuro hablar de mis relaciones con nombres propios (mi relación con… zutano, mengana, perengano) e intento trabajar por que cada relacionado fije sus propias pautas de comportamiento dentro de la interacción convirtiéndolas en originales y únicas, no encasillables.

Ahora que sabemos que sentimos, poseámonos... La pareja
Respecto a la pareja, entro en conflicto con los encasillamientos que la propia denominación de la relación lleva intrínseca y con todos los parámetros incluidos en su definición más generalizada. El peso de la palabra es tal y sus lindes están tan profundamente grabados en nuestra mente que no hace falta que la exigencia del cumplimiento de los mismos sea manifiesto, un sutil aire basta para que todo nuestros patrones se recoloquen en el sitio acostumbrado.
El motivo de la elección del compañero de tránsitos, puede ser variable según el objetivo en la vida de cada uno. Para mi, sería el caminar junto a otro compartiendo la experiencia de conseguir lo que da significado a esta existencia, el entendimiento de la verdadera naturaleza a través del autoconocimiento.

Aunque según mi punto de vista, para que la constitución del emparejamiento sea factible se tienen que cumplir fundamentalmente dos requisitos. Uno, que ambos sientan amor reciproco. Y dos, la voluntad de permanecer juntos por un periodo indefinido de tiempo que ninguno tiene la capacidad de pre-ver, ya que la voluntad o el amor pueden desaparecer en cualquier momento de un futuro incierto. Tampoco significa que todo el tiempo que vayamos a pasar juntos se placentero, ni que tengamos que quedarnos si nuestro deseo ya no es ese.


...La pareja no es una prisión, ni un lugar donde engancharse ambos.
Constituye un encuentro privilegiado en mi camino hacia mi mismo, un encuentro simultáneo con lo otro y con lo mismo. En este encuentro los dos marchamos hacia la meta de la individualidad pero juntos...



Sacrificios, pactos y demás trapicheos
Para analizar estos terminos me remito directamente a palabras de Jorge Bucay en su libro El camino del encuentro…
Sacrificio

...A veces la gente me quiere convencer de que mas allá de la idea de ser feliz, las relaciones importantes son aquellas donde uno es capaz de sacrificarse por el otro. Y la verdad es que yo no creo que el amor sea un espacio de sacrificio. Yo no creo que sacrificarse por el otro garantice ningún amor, y mucho menos creo que ésta sea la pauta que reafirma mi amor por el otro.
El amor es un sentimiento que avala la capacidad para disfrutar juntos de las cosas y no una medida de cuánto estoy dispuesto a sufrir por vos, o cuánto soy capaz de renunciar a mi. En todo caso, la medida de nuestro amor no la podemos condicionar al dolor compartido, aunque éste sea parte de la vida. Nuestro amor se mide y trasciende en nuestra capacidad de reconocer juntos este camino disfrutando cada paso tan intensamente como seamos capaces y aumentando nuestra capacidad de disfrutar precisamente porque estamos juntos...

Para explicarlo a mi manera… si yo me encuentro ante la disyuntiva de algo que no comparto, tengo dos opciones me voy o me quedo. Esa es mi elección. Y si decido quedarme no lo hago por deferencia hacia el otro y apuntándolo en la cuenta de débitos. Me quedo porque elijo libremente hacerlo. Me quedo porque he evaluado que no estoy yendo en contra de algún valor, principio o necesidad fundamental para mi integridad. Me quedo porque decido que puedo tomar esta circunstancia y trabajar con ella para mi propio aprendizaje. Me quedo porque puedo verte como individuo, porque puedo ver tu trabajo y comprender tu perspectiva, y porque aunque no convenga con ella, te respeto. Y sobre todo me quedo, porque tengo la voluntad de hacerlo y porque te Amo. (No me debes nada)

Pactos y compromisos

...Faltaría contestarse, con toda sinceridad, si somos capaces de establecer una pareja pactando clara y definitivamente que no tienes por que desear lo que a mi me gusta.
Y que nos debemos mutuo respeto por encima de todas las cosas. Y que esto implica no solo aceptar sino honrar nuestras diferencias. Y que la prisión no es tal porque la pareja es una elección de un lugar donde estar. Y que la puerta estará siempre abierta (por lo menos para salir). No solemos elegir voluntariamente esa libertad para nosotros, seguramente porque no queremos concedérsela a los demás, sin embargo, de todas maneras la tenemos porque la libertad es un derecho irrenunciable y una condición inevitable. Aunque escojamos armarnos nuestra propias cárceles de ideas, levantando paredes y forjando rejas de acero detrás de las cuales nos sentiremos encerrados, claro, pero con la seguridad que solamente se puede obtener de lo previsible, de lo estático, de lo eterno. Aunque allí dentro me muera de asfixia, de angustia o de aburrimiento...


Pero… ¡se necesita un proyecto a futuro!

Quisiera entender como puedo ser capaz de comprometerme a hacer algo mañana, si ni se si voy a estar viva. Poder, poder, puedo… pero es papel mojado. En ese futuro incierto, no se que sentiré, no se que necesitaré, no se si te querré, no se si te desearé, no se si nuestros caminos seguirán paralelos o se bifurcaran de forma tan dispar que no podamos seguir cogidos de la mano compartiendo travesía. Quizá me gustaría saberlo, porque ignorarlo no es fácil. Significa reconocer que no tengo suelo bajo los pies, que el camino se va haciendo según lo caminas, que mañana desconozco lo que sentirás, desearás o por donde caminarás. Todo lo que difiera de “esto” que siento ahora y que he decidido compartir contigo, esta fuera de mi control. ¿No es suficiente para ti? Déjame que te pregunte… ¿por qué menosprecias lo que te doy, que es lo único que poseo y valoras tanto lo que no te puedo dar? ¿Es esa seguridad tan necesaria para ti que no te importa cimentarla sobre una mentira? y... ¿Es que a caso tu puedes darme aquello que reclamas?


Si, pero hay algo por lo que no paso… Infidelidad, el monstruo inaceptable, inexcusable, imperdonable.
Creo que el ser humano tiene una capacidad ilimitada de amar. Con ello quiero decir que el único limite, como en todo, está en el que el propio individuo se impone. Podemos amar a una única persona, o podemos amar a dos e incluso a tres a la vez, sin que ello reste ni un ápice la cantidad de amor dada a cada uno de los sujetos amados. La ecuación no varía por el numero de factores, si en cambio por la aptitud del amador y la pureza de la emoción.
Evidente para mi y fuera de más explicaciones, es que puede haber sexo sin amor o amor sin sexo. Afortunadamente podemos tener las dos cosas juntas, pero por suerte también van separadas.
Quien defiende que cuando está enamorado ya no desea a nadie más, desde mi punto de vista, o tiene un serio problema de libido, o tiene unas grandes orejeras puestas. Uno puede estar tan concentrado en una persona que no ve más allá de su contorno, pero eso no significa que si ampliamos nuestra visión algunas cosas de las que añadimos a nuestra percepción no hagan que nuestro deseo se dispare. No hace siquiera falta que sea una persona, puede ser un olor, un cuadro, o un simple sonido, pero seguro, lo que mas puede llegar a excitarte es otro semejante.

Ahora, si realmente lo que tengo es miedo, entonces no seré capaz de admitir lo anterior, porque admitirlo supondrá que aunque yo no sienta amor o deseo sexual por otro, mi “preciada posesión” estaría en condiciones de sentirlo y eso, podría dar cabida a una elección por su parte en la que pudiera no salir bien parado. (Y tan tonto soy, que no me doy cuenta que precisamente con mi actitud estoy forzando esa decisión).

Y… yo lo quiero para mi, junto a mi. Así que le encadeno, le inmovilizo, le amenazo, le condiciono, le castro, le mutilo. Da igual que lo que permanezca a mi lado sea una ínfima parte de su integra persona, lo único que me importa es que permanezca a mi lado, para siempre… FIEL.


… Que yo deje de acostarme con otra señorita porque tengo miedo de que mi esposa se entere (o me abandone) es una porquería para con mi esposa, porque en realidad esto no es una elección, y la verdad que el amor es algo tan importante, tan sólido, tan fuerte y tan maravilloso, que solamente puede estar estructurado sobre la libertad.
No se puede amar sin libertad, no se puede amar estando prisionero. Ser fiel por norma no es un acto de amor, es un absurdo. No se trata de aceptar la fidelidad como una pauta establecida socialmente, sino de abrir la puerta para que se quede el que se quiere quedar y que salga el que quiera salir. Y entonces confirmar que el otro se queda. Eso es maravilloso…
Yo añadiría… y entonces ver que el otro vuelve a mi lado una y otra vez porque me Ama y me desea, es indescriptible.


Si te puedes acostar con otros… ¿en que se basa nuestra intimidad?
...Las relaciones íntimas tienen como punto de mira la idea de no quedarse en la superficie, y es esta búsqueda de profundidad la que les da la estabilidad para permanecer y trascender en el tiempo. Una relación íntima es una relación afectiva que sale de lo común porque empieza en el acuerdo tácito de la cancelación del miedo a exponernos y en el compromiso de ser quienes somos.
Un vínculo … relacionado con honrar las cosas que nos hemos dicho, con la posibilidad de que yo sepa, anticipadamente, que puedo contar con vos. Sólo sintiendo honestamente el deseo de que me conozcas puedo animarme a mostrarme tal como soy, sin miedo a ser rechazado por tu descubrimiento de mi.

...cuando percibo tu aceptación total, entonces, y solo entonces puedo mostrarte mi yo más amoroso, mi yo más creativo, mi yo más vulnerable.
La relación íntima me permite, como ninguna, el ejercicio absoluto de la autenticidad. Intimar es darle al otro las herramientas y la llave para que pueda hacerme daño teniendo la certeza de que no lo va a hacer (al menos a propósito)

Una de las características fundamentales de estos vínculos es el respeto a la individualidad del otro.
La intimidad sucederá solamente si soy capaz de soslayarme, regocijarme y reposarme sobre nuestras afinidades y semejanzas, mientras reconozco y respeto todas nuestras diferencias. De hecho, puedo intimar únicamente si soy capaz de darme cuenta de que somos diferentes y si tomo, no sólo la decisión de aceptar eso distinto que veo, sino además la determinación de hacer todo lo posible para que puedas seguir siendo así, diferente, como sos.

Para que tengamos intimidad, es imprescindible que me quieras, que confíes en mi…
La confianza en una relación íntima implica tal grado de sinceridad con el otro, que yo no contemplo la posibilidad de mentirle. Cuando en términos de intimidad hablo de confianza, me refiero a la certeza a priori de que no estás mintiendo. En las relaciones íntimas, no hay lugar para la mentira. Puede ser que decidas no contarme algo, que decidas no compartir algo conmigo, es tu derecho y tu privilegio, pero no me vas a mentir, lo que decidas decirme es la verdad, o al menos lo que honestamente vos creés que es la verdad. Podés estar equivocado, pero no me estás mintiendo.
¿Pero cual es la diferencia entre mentir y ocultar?
Ocultar, en el sentido de no decir, es parte de mi libertad y de mi vida privada. Y tener una relación íntima con alguien no quiere decir terminar con mi libertad ni con mi derecho a la privacidad. Intimar con alguien no significa que yo no pueda reservar un rinconcito para mi solo...


Lo que nos queda finalmente…

… la absoluta inseguridad sobre el futuro, por mucho que estemos juntos hoy, mañana no se puede saber.
…junto con las mentiras, desterrar también la idea de la catástrofe y valorar la relación que realmente uno tiene.

Porque...

Ahora yo sé que no se ama una sola vez ni para siempre, me doy cuenta de que mi esposa bien podría haberme dejado de amar o podría dejar de amarme mañana...

Ahora que sé que el sexo no necesariamente está ligado al amor, me entero de que ella podría elegir con quién va a tener relaciones sexuales.

Ahora que sé que la persona que amo puede amar a mas de una persona a la vez, me doy cuenta de que sentirme querido no garantiza que ella no ame a otros.

Ahora que yo sé que se deja de amar y que ella elige sobre su propia vida. Ahora cuando yo llego a mi casa y mi esposa realmente está para encontrarse conmigo y para amarnos, entonces le doy a ese encuentro el valor que tiene.

Ahora que sé todo esto, y estoy seguro de que mi pareja lo sabe, la conciencia de nuestra libertad de elección lejos de ser una catástrofe es el pasaporte a una relación de pareja mas plena y trascendente...


L.F
+ Jorge Bucay de su libro El camino del encuentro…