miércoles, 13 de agosto de 2008


Estudiar la vía del Buda es estudiar el ego;
Estudiar el ego es trascenderlo.
Trascender el ego es verse iluminado por todas las cosas.
Ser iluminado por todas las cosas es eliminar las barreras entre el ego y los demás.

Si realmente deseas vivir has de estar dispuesto a morir. ¿Quién en ti teme a la muerte? ¿Teme la vida a la muerte? No es posible. ¿Cómo puede la vida sentirse asustada por su proceso integral? En ti hay algo más que está asustado. El ego es el que teme en ti. La vida y la muerte no son opuestos. El ego y la muerte sí son opuestos. La vida y la muerte no son opuestos. El ego y la vida sí son opuestos. El ego está en contra de los dos, de la vida y de la muerte. El ego teme el vivir y el ego teme el morir. Teme vivir porque a cada paso, al esforzarse en pos de la vida, hace que la muerte se acerque. Si vives, te estás acercando a la muerte. El ego teme morir, de ahí que también tema vivir. El ego simplemente mal vive. Hay mucha gente que ni está viva, ni está muerta. Esto es lo peor. Un hombre que está vivo plenamente también está lleno de muerte.
Osho


Cuando empiezas a percibir y a comprender que tu identidad sólo es pura fantasía de tu mente, es cuando inicia la verdadera anda-dura. ¿Como poder trascenderte a ti mismo? Me observo y me veo, o mas bien le veo. Contemplo a ese ilusorio personaje que juzga, valora y clasifica. Recaba información de la base de datos conformada minuciosamente durante esta vida (y quien sabe cuantas más) y responde, reaccionando según los parámetros aprendidos, como un robot.
Al menos he conseguido que poco me importen los porqués de sus actos, me conformo con acecharlo. Y cuanto más le vigilo, más veo sus/mis-erías aflorando cual Dama de noche en estío, sólo que estas flores le/me apestan (que arduo mirar todo aquello que intentas ocultarte/le).
Prácticamente había llegado a la conclusión de que trascender al individuo en cuestión era impracticable, cuando una idea ha comenzado a gestarse en algún lugar de mi. “Sólo hay que aceptar que tienes que MORIR... morir a esta realidad a la que tu mente tanto se aferra y abrazar el vacío”. La vacuidad no solo de los fenómenos, de la materia, del tiempo y del espacio, sobre todos y el más importante, el vacío de tu propia identidad.
La energía no muere se transforma pero… ¿Es posible que tu identidad si desaparezca? ¿Sería tan difícil de aceptar esto? Quiero tolerar que mi identidad se acaba con mi muerte física ya que es precisamente este cuerpo de carne y huesos quien me la impone. Una vez liberada de este filtro que limita mi realidad a la percepción de mis sentidos y destruida la prisión material ya no hay nada que impida el retorno a lo que realmente soy. Regreso a la totalidad. Se volatilizó, desapareció, se esfumó X… y todas sus posesiones, logros, vivencias-recuerdos y (ups, que horror) sus personas queridas.
Siempre estuve convencida que la iluminación era morir a cada instante. Desagraciadamente no es suficiente con la mera comprensión intelectual, siquiera con una intuición profunda, es imprescindible experimentarlo. Quizá algún día…
L.F.